Candela's Goodnight

Hay cosas tan sencillas que transforman mis días... Ellas me producen un estado de alegría incalculable, un vértigo indescriptible y se me antoja saltar como una niña sin parar de sonreir. Esas elementales sorpresas, van más allá de lo material, este es uno de esos días maravillosos en que la vida me sorprende y tironeando mi manga me traslada a días más ingenuos y felices.

Allí lo encontré, con un valor mínimo asignado en una esquina, como olvidado... por 0.75 centavos Yo podría viajar a las tardes de mi infancia, cuando aún sin saber leer, escuchaba los relatos de Dune en la voz de mi tío Bigotón. Un viaje sin quimicos ni drogas, sin otro aditamento que mi imaginación y claro la desvocada mente de Don Bigotes... Que tardes tan geniales eran aquellas!

Me impactó la portada de esta edición estadounidense. Un postre a los ojos de esta diseñadora gráfica, que aún tiene las ganas de ser una diseñadora del área editorial exclusivamente, pero por circunstancias varias aún diseña todo tipo de elementos visuales. Usando una tipografía muy setentera para el título, resaltan la tipografía con un color cobre directo, un duotono de fond que en esas épocas era muy complicado de lograr. En pocas palabras una obra de arte, que en este nuevo siglo es sencilla de hacer, sin tanto esfuerzo, pero en ese tiempo costaba muchas pruebas, calibraciones y detalles.

En general, me impresionó mucho como en aquellos días se incentivaba la lectura incluyendo una detallada lista de otras obras de ciencia ficción que podrías adquirir a vuelta de correo. Y pese a todo el tiempo transcurrido muchas de ellas aún son consideradas íconos e incluso objetos de culto como Star Trek, Foundation, Dune (sobre todas las cosas!!!!!)

Debo decir algo de Dune, es una de mis obras favoritas y aún disfruto perderme entre sus páginas, realmente me vuelo con los relatos sobre la especie, las intrigas de los clanes, las peleas por el comercio... Es como un relato del medioevo pero durante las guerras de las galaxias. Es fascinante como me puedo abstraer en los libros de la trilogía de Frank Herbert o en los títulos producidos por Brian, continuando el sendero marcado por su padre en relación a la genealogía de las casas principales de la corte.

Ahora el librito, edición de bolsillo, descansa en una repisa de mi cuarto... junto a las navecitas de Star Wars, los carritos a escala, los muñequitos de diverentes iconos pop que han sobrevivido a mi infancia y adolescencia.

Son mis trofeos, mis souvenirs, mis recordatorios del niño que albergo en mi, el único responsable de las ideas que fluyen de mi mente al mundo real; porque es él y solo él, quien conserva la luciérnaga en el tarro de Sicafé, las canicas en el tarro de mayonesa y la navaja suiza en el bolsillo del pantalón, esperando mi primer descuido para escaparse a jugar.