Candela's Goodnight

Hoy inicia el periodo de silencio, durante una larga espera mi expectativa por el resultado será constante a partir de este día; entonces mientras este lapso se mantenga me prepararé para aceptar el resultado sin rencores, sin soberbia, sin temores.

Ojeando una revista, mi ñaña vio algo que me podría interesar, simplemente lo reservó para mostrármelo el fin de semana. Lo leí detenidamente y acepté el reto, no sin antes dudar de mi propia capacidad.

Di, mi ñaña, conoce perfectamente que decir para torear mi ego, como picar mi orgullo, juega las cartas correctas para encaminar las ganas que tengo de contar mis historias y como quien no quiere la cosa diariamente preguntaba como avanzaba en la escritura tironeando con firmeza mis orejas para evitar que olvide la fecha de cierre…

Aunque, Di no es la única colaboró en esta aventura alfabética…

Iñaki, sin saberlo motivó e inspiró durante una madrugada un relato brevemente apasionado cuando incólume frustró todos mis intentos por atizar su fuego, manteniéndose a distancia valoró mis candidatos a control remoto, incluso con su crítica incluyó ciertas correcciones en los giros dramáticos de “su relato/retrato”, mas permitió a su sensibilidad hablar y abogar por sus favoritos; aquellos que removieron su tranquilidad durante este conveniente estado de insensibilidad en el que se encuentra…

T-o, no dudó en revolver de principio a fin la trama, marcar con tinta los errores e incongruencias, rechazar los borradores hasta el cansancio para enfrentarme al facilismo y la ligereza con los que suelo rematar el punto final de la historia. Leyendo, criticando, telefoneando e incluso regañando sin consideración cuando en medio del huracán mis dudas me tentaban a bajarme del tren.

Cada uno particularmente colaboró en todo esto, gracias a los tres por todo su apoyo durante los preliminares e incluso con la selección del nombre clave… por enfrentarme a mis errores sin pena, mostrándome lo fácil que me resulta “confundir peras con manzanas”, soportándome los ratos difíciles, las etapas silenciosas, los momentáneos olvidos, básicamente por escucharme/leerme las torpezas que transcurren en mi cabeza para luego confrontarme con firmeza y sin sutilezas cuando con mis ojos cerrados a voluntad me niego a aceptar que al mantenerme en silencio sólo miento (y me miento!) elocuentemente.

Con todas mis ganas deseo festejar el resultado a mi favor de esta aventura alfabética compartiendo algo tan simple como su compañía y un tinto sin dulce... Será que en junio celebramos?