Candela's Goodnight

Otro turno que termina, un día menos para el día de pago.

Voy en la guagua de la pincha directo a nuestra casa, al minúsculo departamento con balcón que compartimos en el barrio de la Vívora; nuestra galaxia, aunque la siento más tuya que mía... es la réplica de la suite aquella que tuviste en el puerto, antes que Yo, invadiera con todas mis ansias tu vida.

Hace rato que es mañana, ya tenemos un nuevo número que tachar en el calendario, mas el sol peresozo aún no se decide a salir de la cobija de nubes que empañan su luz.

La guagua sigue su ruta, mientras Yo desespero porque esta lata vieja no acelara! Compito con el leve sueño que tienes, quiero encontrarme contigo, cuando aún dormida y escasa de ropa, desbordas tus rizos sobre una de mis almohadas, me gusta tanto observarte levemente cubierta por ese leve rocío que es tu sudor completamente llena de paz.

Ya va clareando y todavía algunos colegas de la pincha me acompañan en este recorrido, sus pensamientos también estarán dirigidos hacia el objeto de su afecto o estarán cuadrando como imitar al loco que ayer se lanzó al mar, para en 90 millas encontrar su libertad? En cambio, Yo, encuentro en tu fortaleza de ideas, en la soltura que tienes para resolver las dudas que me aquejan, en la ausencia de miedo para decir lo que piensas el estímulo necesario para romper las cadenas que torturan mi genio, que bloquean mi pasión.

Faltan pocas cuadras para llegar a la parada, me preparo para correr hasta la cancela, subir a trancos las escaleras añejas para descubrirte entre sombras. Acostarme paralelo a tu rostro, observarte de a poquito despertar.

Ser el culpable de tu primera sonrisa es un placer que sólo el sol me puede quitar.